AUNQUE NO LO ADMITAS...

Mientras una y otra vez
escuchas las voces del pasado,
más difícil se te hace esclarecer
que el amor se encuentra a tu lado;
que te cuestionas, sin poderlo distinguir
y que sin respuestas, te destinas a sufrir.

Dices, aún no haberte enamorado
y te lanzas a vivir en soledad;
dices no querer a nadie dañar,
más, a ti mismo, lastimas sin piedad
y no te arriesgas a cambiar tu realidad.

Sueñas con salir de la cárcel de tus penas,
esperando que el amor, rompa las cadenas.
Pero, vives como si no te dieras cuenta
que las puertas que te aprisionan están abiertas.
Me recuerdas, al que se acostumbró a su prisión,
que cuando fue liberado, ya no quiso ver el sol.

Deja ya, de llamar a tu corazón solitario
y sé consciente de lo que te pasa a diario:
Que como "destellos", reflejas el amor que hay en ti,
al tiempo, que te culpas, cuando disfrutas verte sonreir.
¿Cómo es que piensas que para amar estás incapacitado
si tantas virtudes de amor, en tí, se han vislumbrado?

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AUNQUE NO LO ADMITAS. II

Te creiste la mentira, que durante años,
alguien repitió por sus caprichos malsanos;
mírate al espejo; pero, mírate de frente
y dime si no te sigues haciendo daño;
dime si no ves a un hombre diferente
del que creó una mujer, que no supo retenerte.

Mírate al espejo y di de una vez
que en él, no se refleja tu verdadero ser;
no el de una simple opinión hecha de ti,
no al que te aferras, para negarte ser feliz;
dime si al verte de frente, el espejo miente
o si lo que ella decía no era su temor a perderte.

Con sus caprichos se dedicó a torturarte
y aunque no lo admitas, no lo evitaste.
Ahora has creado muros y te condenas al exilio,
lanzando al mundo miles de señales de auxilio.
Una de esas señales, un día claramente escuché
y, sin pensarlo, de inmediato te vine a socorrer.

En mi intento, algo importante olvidé:
Que al miedo tienes por escudo
y que te aterra salir de ese mundo
de encierro, sufrimiento y desdén.
Eres más frágil que un delicado cristal,
quién decida amarte, no lo ha de ignorar.

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AUNQUE NO LO ADMITAS. III

Aunque no lo admitas, te sigues castigando,
pese a que ahora estás lejos de esa mujer;
su voz, en tu conciencia, sigue resonando,
diciéndote, que el amor aún no llega a tu vida,
alejando tus sentimientos con las mismas mentiras
y haciéndote culpable, por creer, que amando lastimas.

Nadie puede ayudarte si no extiendes tu mano,
es opción tuya, comenzar a dar el primer paso;
nadie puede cambiar los paradigmas de tu mente,
sólo tú puedes lograrlo, cuando te hagas consciente
de que allí, acompañado de tu propia soledad,
es desde donde te reconstruyes y encuentras paz.

Por eso, hoy ruego al cielo para que seas feliz,
para que renazca la esperanza del amor en ti;
también imploro, para que tus vacíos seas saciados
y para que se escriba en el lugar donde estás inmerso,
la creación de una nueva vida colmada de mucho afecto
y que a la dicha completa, tu corazón esté dispuesto.

Sueña, respira, desea; confía en ti,
sufre, ríe, ama; pero no dejes de vivir.

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